Existe una creencia muy extendida de que todos los coches clásicos deben consumir mucho, pero la realidad es más matizada. Según un test de AUTO BILD, los consumos oficiales de vehículos antiguos están basados en normas de medición anticuadas que no reflejan la conducción real. Durante el recorrido de prueba de 155 km realizado al noreste de Hamburgo, incluyendo ciudad, carreteras secundarias y autopista, se midió el consumo real con llenado preciso antes y después, obteniendo resultados sorprendentes.
Por ejemplo:
- Volvo 850 R: con conducción suave, logró un consumo de 9,9 l/100 km, aunque pisar a fondo puede duplicar esa cifra.
- VW Scirocco GL (carburador, 1.6 l, 85 CV): alcanzó 7,5 l/100 km en recorrido mixto; la versión GLi (inyección, 110 CV) logró incluso 6,2 l/100 km, ahorrando 1,3 l/100 km.
- Mercedes 560 SEC (C 126): un gran coupé con motor V8 de 5,6 l y casi 1 800 kg, homologaba consumos entre 12,4 y 14,4 l/100 km, pero en pruebas reales se observó un consumo medio de 13,7 l/100 km, por debajo de lo esperado.
¿CUÁNDO SE CONSIDERA «VIEJO» UN COCHE DE GASOLINA?
No basta con fijarse solo en la antigüedad. Existen varios factores clave para determinar si un coche de gasolina se considera viejo:
- Años de antigüedad: un coche suele considerarse viejo cuando tiene más de 10–15 años desde su fabricación.
- Kilometraje: un vehículo con más de 150 000–200 000 km puede ser considerado viejo, incluso si es relativamente reciente.
- Condición general: el estado mecánico y estético (corrosión, pintura, interiores) afecta la percepción de antigüedad.
- Tecnología y equipamiento: la falta de elementos modernos (navegación, asistentes de conducción, menor eficiencia de combustible, mayores emisiones) es un indicador relevante.
- Valor en el mercado: la depreciación, menor atractivo para compradores y costos como seguro o inspecciones también influyen.
- Seguridad y normativas: los coches más antiguos pueden requerir inspecciones más estrictas o tener primas de seguro distintas.
CONSUMO REAL VS. CIFRAS OFICIALES
Aunque tu coche no sea un clásico, es habitual que el consumo real supere al oficial. Un estudio de AUTO BILD confirmó que, incluso tras la implementación del ciclo WLTP para mediciones más realistas, los coches consumen más de lo que anuncian.
Ejemplos concretos:
- Mitsubishi Space Star (1.2 l, 80 CV): homologado a 4,3 l/100 km, en pruebas reales consumió 5,2 l/100 km, un 21 % más.
- Ford Fiesta EcoBoost (125 CV): oficial de 4,3 l/100 km; real, 5,5 l/100 km, +27,9 %.
- Mazda6 Skyactiv-D (150 CV): homologado a 3,9 l/100 km; real, 5,4 l/100 km, +38,4 %.
- Peugeot 508 BlueHDi (150 CV): 3,9 homologado; 5,9 real, +51,2 %.
- SUVs: DS 7 Crossback BlueHDi (180 CV) real = 7,0 l/100 km vs 4,9 homologados (+42,8 %); BMW X5 (231 CV) real 7,3 l/100 km vs 5,3 homologados (+37,7 %).
Otros análisis recomiendan sumar 1,0–1,5 l/100 km a la cifra oficial para estimar el consumo real, especialmente si el coche ya tiene algunos años.
¿POR QUÉ EL CONSUMO EMPEORA CON LA EDAD?
Con el paso de los años, muchos conductores notan que sus coches empiezan a consumir más de lo que indicaban las cifras oficiales. No se trata de un engaño, sino de una consecuencia natural del uso y del envejecimiento de los componentes. La forma de conducir influye mucho: no es lo mismo moverse en trayectos urbanos, con constantes paradas y arranques, que circular en autopista a velocidad constante. Incluso con el mismo coche, la diferencia de consumo entre ambos entornos puede ser muy notable.
A esto se suma el desgaste mecánico. Los anillos de pistón, las válvulas o la propia transmisión pierden eficacia con los kilómetros, lo que genera pérdidas de compresión, mayor fricción o desajustes en el funcionamiento general del motor. Componentes más pequeños, como bujías, filtros o sondas lambda, también van perdiendo eficiencia, y si no se sustituyen a tiempo, el motor necesita más combustible para rendir igual que antes. Todo ello se traduce en un aumento progresivo del consumo.
Otros factores externos también influyen. Neumáticos con mayor agarre, aunque mejoren la seguridad, pueden elevar el gasto de combustible. Incluso cambios en la calidad de los lubricantes utilizados o retrasos en el mantenimiento regular afectan al rendimiento. En definitiva, los coches no solo envejecen en apariencia, también lo hacen en su comportamiento energético, lo que explica por qué un vehículo antiguo puede gastar bastante más gasolina de la que indicaba en su ficha técnica.
¿LOS MOTORES MODERNOS SON MÁS EFICIENTES?
La evolución de los motores modernos ha supuesto una clara ventaja en términos de eficiencia frente a los vehículos antiguos. Hoy en día, los propulsores incorporan sistemas de inyección electrónica mucho más precisos, que permiten aprovechar mejor cada gota de combustible. Además, el diseño de los motores busca reducir al máximo la fricción interna, lo que se traduce en un menor esfuerzo para generar la misma potencia. A esto se suma el uso de aceites de baja viscosidad, que optimizan la lubricación y mejoran el rendimiento global.

Otro aspecto fundamental es la aerodinámica. Los fabricantes actuales no solo se centran en mejorar el coeficiente aerodinámico, sino también en gestionar de forma más inteligente el flujo de aire que circula por el vehículo. Esto ayuda tanto a refrigerar el motor de manera más eficiente como a reducir la resistencia, con el consiguiente ahorro de energía. Las transmisiones, por su parte, han dado un salto importante: son más efectivas y aprovechan mejor la potencia disponible, evitando pérdidas innecesarias de combustible.
En conjunto, todos estos avances hacen que los coches modernos sean mucho más eficientes que los antiguos. El resultado no se aprecia únicamente en el consumo, sino también en una mayor durabilidad de los componentes, menores emisiones contaminantes y una experiencia de conducción más refinada.
CONSEJOS PRÁCTICOS
- Evalúa el consumo real: si usas datos oficiales para presupuestar, añade unos 1–1,5 l/100 km extra para planificación.
- Mantenimiento regular: invertir en revisiones periódicas retrasa el deterioro del rendimiento y el aumento del consumo.
- Conduce con suavidad: los modelos más antiguos responden bien al pedal delicado; evita aceleraciones bruscas.
- Valora la eficiencia: en coches clásicos, el consumo puede sorprender para bien, si están bien cuidados.
- Compara: si estás comprando, promedia consumos reales y homologados para conocer el rendimiento real.
CONCLUSIÓN
Aunque un coche viejo pueda seguir circulando, su consumo elevado, junto con los gastos de mantenimiento y las limitaciones medioambientales cada vez más estrictas, hacen que muchas veces sea más rentable darlo de baja y optar por un modelo más moderno. Los vehículos actuales no solo consumen menos, también son más seguros, emiten menos contaminantes y cuentan con tecnología que facilita la conducción diaria.
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